domingo, 4 de septiembre de 2011

RP2OII



A partir de ahora las hojas secas no crujirán a cada paso, ni ella nos despertará a las ocho y diez con la canción de siempre. No sentiré ese frío a las cuatro cero cero que me hará meterme aún más en el saco. Por las mañanas no iré directa a mirarme en el espejo con el riesgo de encontrar alguna línea de rotulador permanente hecha a través de una ventana mal cerrada. Ahora no me entretendré leyendo las frases que la gente escribe en las paredes y que perdurarán siempre, igual que los momentos que hemos pasado juntas. Tampoco se repetirá verla intentando salir por la ventana, ni volveremos a encontrar la técnica perfecta para enrollar bien un cable. Tendré que acostumbrarme a decir habitación en lugar de cabaña, e intentaré olvidar el nudo en la garganta producido por los abrazos de aquella noche en la que por alguna extraña razón las estrellas brillaban más.
G·G·G·G·G·G·G·G·G·G·G·G

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